10 enero, 2012

Fainting Goat

 
  
Este ardor que nunca voy a poder olvidar que nunca llegará a ser un mero mal recuerdo sin más. El amor, la amistad y los juegos en la infancia; todo va girando entrelazando los cuerpos entre risas y vueltas de carnero. Sobre una pendiente de hierbas entibiadas al sol dejándose caer como peso inerte en un abrazo que suelda los cuerpos de humedad y perfume. El verdor de la hierba transmite un dulce picor que es también doloroso y que anticipa en las capas más próximas de la piel ese ardor futuro; esa quemazón que no se irá jamás.

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