29 mayo, 2013

El 48

 La muerte de Videla hace que muchas cosas se escurran. Recuerdo los crepúsculos en la casa en la infancia cuando todo se va enfriando y mi madre me habla del pasado reciente. Me hace memorizar un número de cuatro cifras para que no me pierda. Para que siempre pueda regresar a la casa. Pasaron cosas unos meses antes de mi nacimiento y después nunca más quise pensar en el maldito número. El número fatídico tatuado por todas partes; en mis papeles, en el pasaporte que nunca usé. 
 La casa se iba enfriando, la casa se calentaba rápido porque era chica. Ahora Videla está muerto. Siempre desprecié el número, siempre desprecié su poder su forma de dominarlo todo de abordar el territorio y doblegarlo, ocuparlo y discriminar lo posible. 
 En las afueras de la ciudad está la casa más famosa. La casa más famosa en/es la Quinta de Olivos. Allí vive cristina. Allí vivió Videla el muerto. Allí Videla il morto chi parla se sentó en un inodoro para defecar y allí también cristina, pero no rodeada de los mismos artefactos. Porque así como un cuadro fue bajado del muro, retirado por ser enemigo de la humanidad, así también nadie querría confundir la sensación dulcemente dolorosa de la defecación, ese parto pueril, balanceándose sobre los círculos del mal. Refaccionen el baño completo, sobre todo el baño que no quede nada de él, esa fue la orden que se bajó en la casa que es en realidad una casa adentro de otra... adentro de otra. Como una mamushka de casas. La gente hace running alrededor de la quinta porque es un perímetro para ser recorrido, sus ladrillitos rojos su simetría llaman a eso. Y la gente mira hacia adentro y ve que se reproduce el espejismo rojizo, esa exterioridad que no termina. Es un juego de casas, una gran maqueta a escala real, un juego de tronos con cristina que piensa en Danerys Targarien; la bella princesa que está del otro lado del mar angosto y con cada decisión se llena de fuerza mientras el verde de sus ojos centellea como un dragón o un yacaré. En otra habitación está en exposición la raqueta que le regaló Roger Federer, me quedo fascinado mirando esa raqueta; qué torneos ganó Federer con ella? Aquel día todos nos sentimos felices porque nos dimos cuenta que hablar con cristina tiene algo que destila gracia y hasta Federer en un momento confuso quería abandonar su lengua. Esa lengua materna que no paraba de ronronear como un volswagen puesto en marcha. Sus pensamientos iban a más velocidad que sus aces, eso es decir mucho, mientras cristina le explicaba que los argentinos son todos unos cholulos y acariciaba la raqueta con la uñas.
 Ahora que Videla está muerto hay que esperar pero sin cansarse porque va a seguir hablando porque la escritura nunca puede ser acallada y porque los signos extendidos hasta el confín de los tiempos van a seguir produciendo sentidos nuevos. Ya no está más el portador del miedo, ya no hay más vida biológica. Solo il morto chi parla en los reportajes, en el último libro testimoniado en la cárcel. Il morto chi parla se abre como una flor. Il morto chi parla revuela con esa V insoportable que es como un bumerang de la cultura argentina; il morto chi parla al oído para hacer un edificio helicoidal todo construido de cintas de moebius engarzadas. 
 Faltaba poco para que yo naciera y siempre que falta poco para que yo nazca hace frío o llueve indefectiblemente. Pueden hasta suceder las dos cosas juntas y eso ya es desagradable. Una noche ya bien entrada mi madre está en la casa y hace frío es húmedo el tiempo y hay hojas sobre las veredas, hojas pisoteadas y olor a otoño y a necesidad de que el sol se recupere y se retomen los colores. Mi madre está en una habitación y mi padre está en otra y los hijos están por venir. Mi madre oye en la radio el enunciado esperado y doloroso y se lo comunica a mi padre inmediatamente. Creo que es un comunicado de la junta militar que se transmite a la media noche. Ellos son jóvenes y se acuestan tarde. La memoria, las generaciones los padres y los hijos están siempre ahí como piezas que se atraen por defecto. Y, Videla il morto chi parla tendrá algo de sobrevida...? desde el momento en que después de muerto continuará testimoniando su loca memoria.


04 mayo, 2013

01 mayo, 2013

La n° 1

  Lo que dicen los médicos siempre es determinante y misterioso. Es determinante porque hay una verdad que encapsulada se traslada y se inocula sobre el cuerpo y sobre lo que dijeron y lo que dirán. Es misterioso porque en un punto indeterminado nunca se sabe qué es lo que fue dicho y cuál fue el alcance de los juicios que luego en el tiempo lentamente se van desvaneciendo. Luego todo es tan relativo que ya no queda nada. Aquella vez los médicos dijeron que había sido una suerte que Mónica se estuviese justo por parar, por poner en pie para salir a jugar y rematar y hacer volea y potenciar el tablero de una manera tan demoledora que en ese tiempo, principios de los noventa, no había alguien que pudiese vencerla. Todas las grandes habían sido barridas y las que podían serlo, como Gabriela, no tenían chance. A mí también me llenaba  de rabia cuando esta máquina de los balcanes le ganaba a Gabriela. Sobre el cemento sintético alemán o sobre el polvo de ladrillo de España o la roca volcánica de los balcanes; no había nadie que le puediese ganar en aquel momento a Mónica. Pero la carne es tan vulnerable, tan propensa a dejarse penetrar que solo dos centímetros de la hoja no demasiado afilada de un cuchillo de cocina le provocó un cambio radical a su vida. Estaba sentada y ya casi se paraba con la espalda sudorosa con esas gotas que solo una campeona rica puede emanar de la piel. Esas gotas de oro que desfilaban por su cuerpo fino. Y el loco apareció con el cuchillo y se lo fue enterrando a discreción. Atardecía. Los de las plateas miraban todo con vinchas y caros lentes de sol. Había poco sol ya pero igual se los dejaban puestos porque se olvidaban que los tenían puestos o porque la sangre que brotaba rápido de la herida de dos centímetros de profundidad en la espalda de Mónica tenía que ser olvidada. Todo es un comercio insoportable. 
 Hoy se cumplen veinte años del derrumbamiento del incipiente imperio de una superdotada que descansaba en su silla director antes de salir a ganar los últimos set. Se inclinó hacia adelante levemente pero casi con sorpresa para el loco que también  se inclinó, aproximó el brazo con esa violencia y esa convicción que solo tienen los locos y la puerilidad de una psicosis mal curada. El cuchillo se enterró y fue atraído por el punto justo de la debilidad como alguna vez el talón de Aquiles atrajo la saeta que  derrumbaría el edificio inexpugnable de la lucha cuerpo a cuerpo. Los puntos vulnerables son aquellos que se conectan con el cosmos interior. Entonces comienza un vertiginoso proceso de demolición de las energías, hasta que finalmente la máquina se para. Tal vez Mónica nunca se inclinó hacia adelante... Si no se hubiese inclinado hacia adelante hubiese quedado paralítica dijeron los médicos porque el cuchillo hubiese destrozado la cervical. Se supuso natural que antes de ingresar a la cancha se inclinase todavía sentada en su silla para ajustarse los cordones... Obviando un detalle escandaloso! Mónica usaba por aquella época zapatillas con doble velcro, si bien es cierto que las tiras de velcro también precisan ser ajustadas. En fin, el loco había predicho en su plan maléfico cómo todo se encadenaría y quizá sabía que dos centímetros de profundidad bastarían para que la energía drenara en la medida necesaria para que el cosmos interior dejase de brillar. De algún modo intuyó dónde estaba ubicado el tapón de ese río y tiró de la cadena para que todo el caudal corriese a otros brazos. Todo se fue arremolinando haciendo resoplidos que succionaron rápido la fertilidad de la campeona.