22 octubre, 2018

Una especie de madre y la madre


 ¿Hay una sola madre? Madre hay una sola. Mientras en los chats se multiplican los saludos y los abrazos acerca de las madres y sus días, recuerdo que he crecido escuchando esta frase acerca de que hay una sola madre; ya sea como chanza, ya sea como astucia, ya sea como reproche, ya sea como recordatorio. Hay solo una. Del padre nunca se ha escuchado decir que hay solo uno. No sería una aberración de la naturaleza un padre abandónico aunque una madre que nos deja sí es monstruosa, se dice. 
 En el film Una Especie de Familia[1], hacia el final, en su loca carrera por ir hacia algo, por huir de algo, por producir esos arreglos desesperados, por no perder las esperanzas, aunque haya que abrazar la desgracia; y eso es bastante conmovedor en todos los saltos de agua y de torpezas del personaje principal. Me pregunto, si bien en la generalidad de la trama lo entiendo, ¿qué clase de reparación quiere hacer cuando roba al niño del instituto y se lo devuelve a la madre, como si solo así se pudiese quedar en paz consigo misma? Tal vez precise con tal gesto renunciar a la maternidad que había sido siempre un deseo poderoso y fugazmente un hecho. Siempre que se piensa en las madres, en la maternidad, en la madre biológica, en la madre adoptiva hay que ver una serie de esencialismos. Porque el "madre hay una sola" es la original verdad; madre -verdad madre- de todas las otras en estos temas justamente. Y de allí sale otra rama-verdad que dice que "una madre hace por un hijo cualquier cosa". Una madre -si es una verdadera madre o sea una madre real- es capaz de hacer por su hijo cualquier cosa. Una madre real es para el sentido común una madre sanguínea, una madre que está conectada al hijo por órganos, por carne, por fluidos, por dolor visceral, por formas fenotípicas. Una madre biológica es una madre real. Este personaje del film llamado Malena hace algo loco, algo desquiciado, es decir actúa en el sentido de hacer cualquier cosa por un hijo, porque hacer cualquier cosa o ser capaz de lo que sea por un hijo no implica solo esfuerzo, sacrificio y obstinación. Es locura, es rapto, es hacer justo lo que hace con un ánimo dislocado propio de los desesperados este personaje. Va hasta eso que parece un desierto y una casilla en el medio para restituir, para dejar sin efecto la subrogación; de todos los males el menos malo; pero eso no importa. Esto sí; ella, que no es nada más que un deseo inmenso tan luminoso como oscuro, solo una especie de madre, proyectada y fallida para ese niño de destino incierto... Ella, quien le lleva al niño a la madre biológica que ha renunciado a su derecho, a su obligación a su condición real de maternidad. Es sorprendente porque la maternidad más irreal se comporta aquí con los gestos y todos los signos del atrevimiento de la maternidad más real, haciéndolo todo por el hijo y buscando retornar al lazo original que ojalá, si las cosas no estuviesen tan desenfocadas en la miseria material llamada pobreza, hubiesen sido siempre así y esa maternidad hubiese sido lo que siempre debió ser, espontánea unión del hijo y la madre. Pero claro que eso es lo que menos importa aquí. Lo que enrarece todo el ambiente del "madre hay una sola" es que la madre suplemento, la que no dice que haría cualquier cosa por un hijo, porque para poder decirlo hay que estar anudada a la criatura por el cordón umbilical, es esa madre suplente la que irrumpe como una maternidad radicalmente maternal.    
 Como un comentario al pasar creo que el film es muy provecho por cómo propone problematizar una cuestión tan sensible. Dejando que los problemas se vayan deslizando y se vengan abajo, pero siempre dando un espacio inmenso para que sea poblado por los pensamientos de quien se interese o se sienta aludido por esas imágenes. En este sentido lo que de fondo se está planteando como problema es lo siguiente: ¿Qué es lo que impide que exista un sistema público y factible de adopciones? ¿Por qué nunca ha prosperado una institucionalidad transparente y accesible? Para cualquiera que tenga la necesidad y el deseo y la posibilidad/condición en sentido amplio de poder concretar un proyecto semejante. Saldando así un agujero social tan palpable en un país con índices de miseria sabidos y una legalidad del aborto retrasada. Una hipótesis factible es que tal escollo muy en el fondo de todo este universo de problemas es que la monomaternidad conjura la posibilidad de abrir las adopciones.[2] Pues la monomaternidad está afincada en la propiedad privada sobre los hijos, el descrédito de que la multiplicación de formas parentales puede redundar en beneficios afectivos y de contención, la promoción incuestionable de que la función de madre es un dictamen de la naturaleza y por lo tanto una continuidad de funciones biológico-orgánicas. En cuarto lugar, la visión de que una mujer no puede decidir acerca de ciertas cuestiones que atañen a papeles inescindibles del género femenino. 


[1]Diego Lerman (Director),(2017),Una Especie de Familia,Argentina, Campo Cine. 
[2]Shelley Park,Mothering Queerly,Queering Motherhood.(Maternando de modo queer, Queerizando la maternidad)Frag. Trad. Curia D, en Página 12, 19 de octubre de 2018.