31 mayo, 2011

La vida corta

 Es raro que exista un hombre así. Si alguien creía que la posmodernidad se había llevado todos los valores y los afectos de obstinación, interés por lo no inmediato, y por una sensibilidad más formativa... aún quedaban fenómenos que no fueron arrastrados por los tiempos. Este hombre todavía joven renunció a su mujer y a su hija adoptiva porque juzgó que entre él y la filosofía se interponían afectos que siendo importantes no eran algo de lo que no se pudiese prescindir. 
 La filosofía no tiene fondo. Mejor abandonarse a esa caída sin término en las superficies interminables en todos los sentidos sin dimensión de luz cegadora o de oscuridad helada. Dejar marchar a la mujer a la niña, irse de la casa pequeña sin terminar. Sin mirar para atrás, sin pestañear.
 Es raro que alguien abandone todos esos tesoros preciados por nada; es decir por algo que es ya siempre desfondado. Ahora al menos no puedo entenderlo, siento que lo entiendo pero no quiero entenderlo. Me aferro a una idea nueva pero sin ninguna novedad; una naturalidad aburrida tan verdadera como la caída de los cuerpos explicada desde cierta perspectiva gravitatoria cotidiana y sin fundamento. Sin convicción solo creo que lo que quise ya lo perdí para siempre, ¿y entonces? me pregunto con una mueca más o menos idiota. Solo me resta girar sin rumbo como un satélite inútil a la deriva pero sin salir nunca de cierta atmósfera de sentido prefigurado, estabilidad de hoy para mañana. Sin vastedad.      

24 mayo, 2011

Un creyente

 Cuando pienso en cosas tristes enseguida me remito a mis creencias verdaderas. El amor, el fracaso, la desidia de las resoluciones. Hacia ustedes voy como a una certeza de la sin razón y allí me quiero quedar por siempre. Hago mis votos y eso me tranquiliza cuando pienso que algo debería suceder a corto plazo. No, me digo, todo debe permanecer obstaculizado como una montaña que de la noche a la mañana tapona la boca de un túnel que lleva al otro lado del valle. Hay cosas que las tengo prohibidas, no me puedo permitir felizmente sufrir así como así según lo que voy encontrando cada día. Debería poder atravesar todos los muros de facebook a una velocidad exponencial en un atravesamiento límpido, sin rozamiento, en un campo de inercia devastador y silencioso. Alguien me pregunta por lo bajo, casi con disimulo, si tengo, y le respondo que no. Porque no cree, ¿no?, Ud. no cree... No sé, quiero creer en una sola cosa y sufrir y desangrarme solo por ello, si creyera en los muros ya estaría lejos ya estaría en otro lugar. Por ahora no me muevo de acá.  

23 mayo, 2011

Pequeña naturaleza

 No sabría decir si vale o no vale la pena modificar ese texto. Dos meses casi ya, dos largos e instantáneos meses de desprendimientos del ser, de desalineamientos y sucesiones. 
 Dos años como dos siglos en que me veo a mí mismo solo luchando pero en esa otra lucha reducida a ser una lucha biológica un querer ser algo más pero que al fin no es más que echarse o regalarse a ese destino animal. Afuera el amor. Afuera las ideas que no caen, porque sin sobre-vida no hay más que este permanente pujar por un mísero arrebato de vida devastada reabsorbida en naturaleza. Todos los días así quedan justificados deshumanizados y animalizados porque solo hay en la vida que me hago un intento, a veces acertado y a veces presa de una vulnerabilidad congénita... la ganancia de llegar al fin del mes. Soy solo un animal, un animal desesperado huyendo circularmente que no hace otra cosa más que cumplir sus funciones animales sin mutar nunca como un bicho que desgarra su propia naturaleza y se libera de las múltiples reducciones a la animalidad que le zumban que lo pueblan; y, en cambio, pulula, parasita, una vidriera del Abasto shopping mirando zapatillas de tres colores. Tonos maravillosos fluorescencias que no están ni en el cielo. Los huevos que pongo babean la vidriera; nada más me importa dormir bien y comer mejor.     

19 mayo, 2011

Crece, se achica, crece más rápido y después engorda

 Dentro de un rato les voy a saludar por las vísperas de su cumpleaños. Pienso que en vez de saludarles debería enviarles un mensaje con una foto. En esa foto se ve al chiquito que se sumerge y crece o sea el mismo que cuando sale del agua se encoge y que si se sumerge otra vez crece más rápido y luego, luego, cuando reposa varios días sumergido, porque ha vuelto a su medium acuoso, y recuperado su contextura algo flácida, es entonces, en cuarto lugar, el chiquito que habiendo dejado de crecer habiendo tocado su tope, engorda. Y bien entonces simplemente eso les quería mandar, una foto del chiquito que con sus manos alineadas y desproporcionadamente pequeñas por un mandato racional de su propia estructura filogenética sostiene un cartelito, no sé cómo lo sostiene, insisto, con sus manecitas deformes qué podría sostener, y todo además le resbalaría. Pero es un cartelito que dice FELIZ CUMPLEAÑOS para las chiquititas.

17 mayo, 2011

Los trece perdidos

No sé qué pasó hoy porque siento que es el día más triste de mi vida. Al menos no recuerdo haber estado como hoy tan triste en los últimos tiempos. Tenía tanta necesidad, pequeñas tantunitas, de sentirles cerca que no quise estar en mi mesa y vine a sentarme acá en el comedor que es el lugar de ustedes porque sentía que eso me aliviaba. De pronto sentí ganas de escribirles, siempre me lo habían pedido y no lo hice. Tal vez para intentar reivindicarme un poco podría decir que lo hice justo ahora cuando ya presiento que entre nosotros se interpone una distancia. Cuando ya comenzamos a estar en espacios distintos, en lugares distintos y sin que lo quieras te hacés replanteos y pensás qué hubiera pasado si… Entonces escribir es como una compañía porque allí podés volcar los miedos, los desaciertos y los recuerdos que te van llegando. Querés pensar y pensar en esas cosas porque creés que eso es lo que te queda de la otra persona. 

Y después ya estaba en otro lugar, cansado, y me descubrí mirando un punto fijo en la pantalla que no era nada. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Solo segundos o media hora? No pude revolver, internarme en toda esa fugacidad e hilarla. Levanté un poco más la vista antes de irme a dormir y me di cuenta, sintiéndolo, que era una noche de invierno; fría y silenciosa. Busqué apoyarme un poco en ellos y que me devolvieran algo. El chiquito que cuida los anillos y las seis ranitas, Delía empuñando la banderita con el asta incrustada entre el hombro y la oreja y el amigo de Delía, S.H. Desmond y Penny con la boca abierta... sin olvidarme del chiquito que sostiene la ventana. ¿Y el chiquito que se sumerge y crece? En otro lugar, en la cocina, descansa buceando inmóvil en el fondo de una botella que se llena de a gotas. Todos ahí, ¿qué son? Materializaciones de un deseo de que retornen huellas sobre una arena que ya no existe o compañeros de un futuro incierto o de juegos que solo pueden ser recuerdos de jugadas maravillosas. Solo una conexión con lo irrepetible.

06 mayo, 2011

Equívocos

 Nunca me imaginé tan contento y tan excitado por sentir algo así como un sentimiento de culpa. La culpa de que no sirvo para el amor. La culpa de que lo tenía todo y mil veces lo quise perder todo; por comodidad, por indiferencia... una oscuridad creciendo dentro de mí. Muchas veces me descubro queriendo querer otra vez, y eso me entusiasma; el deseo nos arrastra y nos lanza a una sobre-vida que apacigua la tristeza y enloquece los sentidos de tal forma que quiero vivir otra vez, todo. 
Pero... y si no merezco ese retorno, me pregunto. Y pongo cada día la culpa como una muralla de sano criterio de consolación ante la expectativa de cosas sin sentido.