19 junio, 2018

Manuel Belgrano y la educación para todes. Algunos aspectos de su pensamiento económico.

Como jefe del Ejército del Norte Manuel Belgrano encabezó el éxodo jujeño ante el avance de las fuerzas realistas del general Goyeneche. (Fuente: www.elhistoriador.com.ar)
Nacido en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, Manuel Belgrano estudió en el Colegio Real San Carlos (hoy Nacional de Buenos Aires). Más tarde se trasladó a Valladolid, junto a su hermano, para estudiar leyes. A su regreso a Buenos Aires, con apenas 23 años y recibido de abogado, asumió las tareas de secretario en el Consulado porteño. Belgrano murió en el olvido y la pobreza total, el 20 de junio de 1820, atacado por una agobiante enfermedad. Hoy es recordado por muchas cosas: como creador de la bandera, ingeniero del “éxodo jujeño”, comandante del Ejército del Norte y por haber destinado los 40 mil pesos oro de premios en la construcción de escuelas en las provincias del norte. (Fuente: www.elhistoriador.com.ar  En esta oportunidad nos gustaría detenernos en algunos aspectos programáticos vinculados a su gran sensibilidad social y su aguda visión de la convulsionada época que le tocó vivir. Además, el pensamiento económico, educativo, político y social de Manuel Belgrano nos debería ayudar a identificar varios de los problemas por los que atraviesa nuestro país hoy. Belgrano pensó, trabajó, vivió y murió hace ya 198 años y sin embargo sus reflexiones y posiciones no han perdido actualidad. En estas escasas líneas intentaremos mostrar una versión de Belgrano que nos permita hacer perceptible, por qué se trató de un visionario, un adelantado en su época. En cuestiones educativas Belgrano tiene una postura coherente, orgánica, él considera que jamás se desarrollará lo que hoy podríamos denominar una “cultura del trabajo” sin educación. No se puede pensar el comercio, la agricultura, la industria y hasta la felicidad de la población que es una consecuencia de que exista todo lo anterior, sin educación. Lo dice del siguiente modo en el año 1810, dos meses antes de la Revolución:
“¿Cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios, y que el Gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos? Hubo un tiempo de desgracia para la humanidad en que se creía que debía mantenerse al Pueblo en la ignorancia, y por consiguiente en la pobreza, para conservarlo en el mayor grado de sujeción; pero esa máxima injuriosa al género humano se proscribió como una producción de la barbarie más cruel, y nuestra sabia legislación jamás, jamás la conoció […]. Pónganse escuelas de primeras letras costeadas de los propios y arbitrios2 de las Ciudades y Villas, en todas las Parroquias de sus respectivas jurisdicciones, y muy particularmente en la Campaña, donde, a la verdad, residen los principales contribuyentes a aquellos ramos y a quienes de justicia se les debe una retribución tan necesaria. Obliguen los Jueces a los Padres a que manden sus hijos a la escuela, por todos los medios que la prudencia es capaz de dictar. (Fuente: www.elhistoriador.com.ar)
Si pasamos ahora a otro eje pilar de sus análisis, el problema de la industria, notamos que el diagnóstico de Belgrano se proyecta desde su presente hacia el futuro con total clarividencia. Hoy vemos que el estado no garantiza que todos tengan acceso a los servicios básicos (luz, gas, agua) y muchas empresas pequeñas quiebran por no poder afrontar las cargas de impuestos y los costos de producir en nuestro país. También vemos que los pequeños productores locales no pueden competir contra el “combo” ola de importaciones, o sea productos que provienen de otras economías más fuertes, y tarifas fuera de control. Nosotros vivimos en una ciudad inmensa y esta degradación de la vida material de las personas no se experimenta de un día para el otro. Sin embargo, en ciudades y pueblos más periféricos se vive esto como una desgracia inmediata. Porque las economías regionales dependen muchas veces de unas pocas empresas que al declinar clausuran las perspectivas de subsistencia de pequeñas comunidades. A diario escuchamos que en tal localidad o pueblo cerró una fábrica y esto dejó a cientos de familias a la deriva. Ante estas situaciones hoy el estado no interviene y parece solo preocupado por flexibilizar y reconvertir trabajadores. Sin embargo todo tiende a mostrar en el horizonte más desocupación. En relación a estos temas apunta Belgrano hacia el año 1802 cuando se desempeña como secretario del Consulado:
«la importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación». [deben por sobre todas las cosas evitarse] «los grandes monopolios que se ejecutan en esta capital, por aquellos hombres que, desprendidos de todo amor hacia sus semejantes, sólo aspiran a su interés particular, o nada les importa el que la clase más útil al Estado, o como dicen los economistas, la clase productiva de la sociedad, viva en la miseria y desnudez(…) (Fuente: www.elhistoriador.com.ar)
Su planteo económico tiene como uno de sus ejes principales sentar las bases para una industria nacional. Es un convencido muy tempranamente de que, para decirlo con ejemplos de hoy, no podemos conformarnos tan solo con vender soja y extraer riquezas del suelo a través de la minería. Y lo dice así:
“Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus Estados a manufacturarse y todo su empeño es conseguir no sólo darles nueva forma, sino aun extraer del extranjero productos para ejecutar los mismos y después venderlos. Nadie ignora que la transformación que se da a la materia prima, le da un valor excedente al que tiene aquella en bruto, el cual puede quedar en poder de la Nación que la manufactura y mantener a las infinitas clases del Estado, lo que no se conseguirá si nos contentamos con vender, cambiar o permutar las materias primeras por las manufacturadas” (Fuente: www.elhistoriador.com.ar)
¿No deberíamos en este sentido considerar que necesitamos cada vez mayor capacitación científica y técnica? Hoy por un lado se nos dice que tomemos como modelo a los países más avanzados y se nos habla de modernización. Y sí, es cierto que esos países invierten en educación, tecnología y pretenden que cada vez mayores capas de la sociedad obtengan saberes más específicos porque el mercado de trabajo tiende a la sofisticación. Pero aquí sin embargo, hay jefes o jefas de estado que nos intentan convencer de que los pobres no deberían cursar estudios superiores. Opinamos que el creador de la bandera encontraría ese tipo de frases muy desacertadas. Belgrano, al contrario, articula fuertemente la cuestión de la libertad, la cuestión del trabajo y de dar la posibilidad a todos y todas para que desarrollen sus potencialidades, pero no en soledad sino defendiendo el papel de un estado que interviene e instruye. Entendemos que la radicalidad y la genuina postura de Belgrano en cuestiones de justicia social e igualdad de oportunidades se evidencia en su defensa de una equitativa distribución de las tierras públicas. Tenemos entonces por un lado el andamiaje educación pública; en segundo lugar el andamiaje industrialización nacional y ahora la propuesta de una reforma de la propiedad de la tierra. La propiedad de la tierra debe ser de quien la trabaja. Sabemos que históricamente nuestras tierras han pertenecido y pertenecen aún hoy a tan solo unas quince familias ricas. No es posible hablar de igualdad de oportunidades si no se es propietario de la tierra que se trabaja. Completamente a contramano de esta propuesta de reforma agraria de la cual Belgrano es un pionero defensor, en la actualidad vemos desfilar ante nuestros ojos cómo se concentra la propiedad de la tierra incluso en manos de compañías e inversores extranjeros como ocurre en Río Negro. En el siguiente pasaje tenemos un ejemplo de este Belgrano propulsor de algo tan revolucionario como una reforma agraria:
( …)se podría obligar a la venta de los terrenos que no se cultivan, al menos en una mitad, si en un tiempo dado no se hacían las plantaciones por los propietarios; y mucho más se les debería obligar a los que tienen sus tierras enteramente desocupadas, y éstas limitaran con nuestras poblaciones de campaña, cuyos habitadores están rodeados de grandes propietarios y no tienen ni en común ni en particular ninguna de las gracias que les concede la ley: motivo porque no adelantan…”. (www.elhistoriador.com.ar)
Para terminar, Manuel Belgrano fue adelantado también en cuestiones de género. No es para nada común que a fines del siglo XVIII o comienzos del XIX un intelectual se haga este tipo de planteos. En concreto fue el primero en escribir sobre la situación legal y cultural de la mujer. Argumentando que debe haber igualdad de derechos entre varones y mujeres; acceso de la mujer a todos los niveles de educación, ya que en su época era común sostener que las mujeres tenían capacidades intelectuales inferiores a las de los hombres. Belgrano considera como una necesidad imperiosa que las mujeres accedan a la educación. Pues señala que nuestra sociedad en formación no desarrollará valores fundamentales como la verdad y la justicia si las mujeres permanecen al margen de este proceso.