13 diciembre, 2011

Despedida

 Por el empedrado con la mirada vuelta hacia un lado y hacia otro y la muchedumbre en las mesas, las parejas, van quedando con sus tragos y sus cenas livianas, la pesadez de la noche tan calurosa nos empuja hacia el reflejo azulado de la calle. Volvemos envueltos en la vacilación de si se puede o no se puede predecir lo horrible, la desgracia, la necesidad o el azar: el olor de la muerte; existe un tal aroma gélido? Seguimos caminando y repitiendo las palabras de que algo va a pasar hoy, ahora... dentro de muy poco.  
 Y tal vez nos parece siniestra la despedida aquella que no es más que eso una simple despedida, pero si fuera... un adiós, algo definitivo, irretornable. Como la única cosa que así lo es y que despierta como a tiros el aire compactado.   

No hay comentarios: