24 octubre, 2012

Manifiesto en torno a Leo Romero

 Después de enterarnos que no hay genialidad ni talento. Que en la noche las narraciones no le interesan a nadie y que la analiticidad de las cosas es otro límite más, para nosotros, en los insondables territorios del pensamiento. Todavía, aún, queda una comunicación solo hecha por gestos, por dobles que no son señalados ni mostrados sino solo invocados desde otro lugar pero callando. Como realidades paralelas que coexisten en un mismo espacio-tiempo que se encuentra equilibrado por obra de un azar intraducible a cualquier fórmula abstraíble.
 Entre medio de las cosas que arrastran; los efectos de arrastre -que es esa la razón por la cual escribimos- intentamos decir que es a instancias del devenir que tomamos la opción de afirmar el lenguaje por el lenguaje mismo. No porque un deseo edípico nos fuerce a ello. No porque las cosas siempre van mal y entonces hay que tirar líneas de descarga para que la experiencia no explote desde dentro (desde un dentro que es siempre imaginado, ilusorio) pero que hace o podría hacer reventar el cuerpo y paralizarlo. 
 Escribimos para que aquello que es una materialidad difusa, una sombra que se difumina, una articulación que fricciona sin que nadie lo note. Todo eso se pierda en la nada de la nada de la luz y de la oscuridad para que todo eso esté alguna vez en un lugar de más luz y de más oscuridad. 
 No hay objeto más elocuente al respecto. No hay, para ser algo producido por lo posmoderno por la sobrecarga y la saturación del Imperio... No hay decimos una práctica que explote, rechace y se funda con el espacio y la materialidad y la urbanidad como lo hace un skateboarder. Parece que hace siglos que las cosas rebotan con esa violencia con esa frivolidad, repitiendo siempre repitiendo... el gesto de desprecio y aceptación por todo lo que viene por todo lo que se aleja por todo lo que se deja atrás que ya es simplemente nada. Hasta que recomience. Persianas, empalizadas, desniveles, barandas, escaleras, canteros, plazoletas, rotondas, asfaltos lisos y menos lisos pero nunca con estrías! Superficies opacas, metálicas, brillosas como de crema y beige, azuladas de un azul casi transparente como dice la traducción de una novelita de Ryu Murakami.   
   

No hay comentarios: