26 octubre, 2012

La locura de los mapas

 Hay discursos que van envolviendo al sujeto, meciéndolo y transportándolo, de pronto, a una zona insospechada del mundo práctico. Como cuando una masa es arengada por un lider político, éste suele ser el ejemplo clásico de la conexión total que se sustrae al así denominado principio de individuación en el que se desenvuelven comunmente los días de puro egoísmo. Sin embargo no es ni del lider carismático ni de las arenas políticas de lo que queremos hablar. Pero sí de algo que conecta y envuelve mientras escuchamos cómo habla, cómo explica y reordena ese frenético cosmos interior. La puerta se entorna y en un rato breve de tranquilidad con la inquietud de que la interrupción llegará tarde o temprano dice: Que lo apasiona el objeto del que se ocupa que realmente quiere darlo a conocer a otros que no se hace ninguna ilusión de todas formas en relación a que alguien lo ayude... porque al fin y al cabo siempre todo termina igual es (me siento) puesto en ese lugar casi sintiendo cómo todo se invierte (pende sobre mí) y cómo sin quererlo y sin haber hecho en lo absoluto algo para que las cosas tengan un desenlace funesto es puesto él (yo soy puesto), interpelado como aquel que es el culpable, el responsable, el que no cumplió el que no supo ver el que no tuvo en cuenta todos los matices y las diferencias y la realidad social y las pautas generacionales porque en definitiva de qué... de qué se trata todo esto? De algo muy simple (y río y río) Llora? Se trata, en definitiva, de un adulto hablándole a un adolescente. 
 A estas alturas, y frente a la velocidad a la que nos expone y la manera arborescente con que va tejiendo y exponiendo sus intranquilidades sentimos esa iluminación, fría y leve como brisa, sin que resulte cortante sobre la piel. Y nos conectamos pero más con el hilo y las galletas que ha suspendido en todo el pequeño espacio circundante del recinto que con el sentido de conjunto de los argumentos plenamente racionales.(Creo notar creo ver que hay una fisura entre nosotros) Le dice después. En todo caso, continúa (voy a ver cómo sigue esto voy a imprimir el mail porque tengo con qué porque esto si bien yo lo intuía porque son tantos me imagino que en los meses anteriores como los números cerraban los ánimos...) Y se habla de Estocolmo que es la capital de Suecia y de mapas fotocopiados y recorridos y cuestiones para memorizar pero otras más bien para razonar. Todo el tiempo mientras la conexión dura estamos como encandilados e irrefrenablemente unidos cópula de palabras resopladas, y nuestra amenaza dócil una dos tres y por cuarta vez como oleaje que no va a detenerse nunca; las carcajadas disimuladas reabsorbidas con dificultad. Por qué los mapas, los territorios, las coordenadas geográficas, los husos horarios y las rutas y recorridos hacen que la lengua delire?        

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