06 mayo, 2011

Equívocos

 Nunca me imaginé tan contento y tan excitado por sentir algo así como un sentimiento de culpa. La culpa de que no sirvo para el amor. La culpa de que lo tenía todo y mil veces lo quise perder todo; por comodidad, por indiferencia... una oscuridad creciendo dentro de mí. Muchas veces me descubro queriendo querer otra vez, y eso me entusiasma; el deseo nos arrastra y nos lanza a una sobre-vida que apacigua la tristeza y enloquece los sentidos de tal forma que quiero vivir otra vez, todo. 
Pero... y si no merezco ese retorno, me pregunto. Y pongo cada día la culpa como una muralla de sano criterio de consolación ante la expectativa de cosas sin sentido.