01 abril, 2012

Identidad

 Me miro al espejo, me niego, reboto y vuelvo para recomponerme. Todavía no me vestí, aún no tomé mate ni café y ya tracé en mí toda la identidad toda la historia subjetiva. Parece, dicen, los poco agraciados, que Lacan ganó miles de lingotitos oro solo por aprenderse ese dictum hasta la médula y reconfigurarlo con toda la corteza multicolor. 
 Después entro y alguien me sonríe; takara me dijo que es especialista en ortodoncia, yo también lo soy, porque el Dr. gonzález  en el consultorio 27 así me hizo y por eso le debo eternamente la torta de dulce de leche, pero por culpa de la obra social de los bancarios que tanto supo pudrir zanola; ese nombre que trae para todos reminiscencias de frutas y dejos amargos en boca. Y, me confesó, takara, que no sabe hacer conductos; siempre misteriosos e inaccesibles. Todo esto porque la sonrisa amplia que me enfrenta tiene unos braques inmensos pero entradores; todo un logro que los braques tengan gracia. Usted se parece a alex ubago... lo conoce? Sí, no, sí, el sonido el nombre, algo que revuela que recorre el aire como todo, flatus. Y... es bueno o malo parecerse a alex? Silencio. Risas. Dudas. Melodías. 
 Después entro, me paro quiero decir algo importante; qué es el vértigo, definamos el vértigo... Usted se parece a... cómo se llaman los tres chiflados? ah! sí usted es el que no tiene pelo, no ese no, el que no tiene acá pero acá sí, sí, ese, sí. Larry.   

No hay comentarios: