07 abril, 2012

De la no identidad


 Todos los borrachos en la noche negra revolotean como un ejército que se niega a sí mismo, por el desorden y la confusión. Inertes. Caminan, deambulan; en la noche clara con luz artificial. Atraviesan estaciones de servicio fumando y los cagan a pedos cerca de la luna. Luego suben a un auto quemado desvensijado y juegan a que tienen auto y que manejan, su vida y sus relaciones y ríen tanto que las viejas se asoman a los balcones y ven penes flácidos por todas partes orinando los árboles caídos por el temporal. A dónde van y qué hacen de qué hablan y por qué no son concientes de que todo se acaba de que la felicidad que sienten es tan breve... Pero vale la pena, caminar y caminar con un rumbo incierto solo corridos por un amanecer que a cada momento amenaza con fulminar de un toque los cadáveres y levantar, a causa del sol insoportable de la mañana, un nauseabundo olor a madera podrida y otras tantas moneras anaeróbias.  

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