06 febrero, 2011

Anticipaciones

    Ese sentido, ese órgano, ese plano que solo en apariencia sería el inconciente pero no lo es. Salir de los planos del inconciente, salir de estas esferas o conservarlas pero sumar... plusvalía. Algo que el cuerpo entiende y reconoce porque sabe que existe. Es un órgano que no quiere ser así llamado, un efecto de anticipación y de construcción de la vida. Provisoriamente lo llamaremos "resolutor". El resolutor es función de anticipación que forja senderos en la vida. Por ejemplo frente a determinados problemas el resolutor cumple una actividad selectiva que luego es confirmada por sucesivos presentes. El resolutor parece vascular con eventos irrelevantes de nuestra vida, tan irrelevantes que frente a ellos no hay más que una realidad. El olvido inevitable; la cuantiosa producción de materia de desecho. No los reconocemos, no les damos el estatuto de episodios ni siquiera de manera fragmentaria, algo que se acerque un poco a la común idea de un recuerdo. Podemos tan solo reconocer esos materiales amorfos como pasado, o formando parte de él, pero poblándolo a la manera de cuadros difusos tan volátiles como cenizas de papel movidas por nada. Allí parece haber poca cosa, no son la sustancia maleable y consistente de "nuestros" recuerdos, de los que se compone nuestra vida.

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