19 julio, 2012

En un acto

 Tendemos la ropa en la soga de la terraza con un sol que entibia más el suelo y la capa asfáltica que la ropa. El viento acaricia la ropa y la mece junto al frío y entre estos pensamientos de si la ropa se seca antes o después por la puerta de la terraza aparece Ale, el vecino de abajo. No podemos olvidar que tenemos cuentas pendientes y hace varias semanas que creemos que ya es hora de manifestarle cierta molestia por esos asados que hacen con esa parrilla sin tiraje que inunda las cocinas de humo... y no en el sentido de quedarnos embarazadas. Porque justamente, pensábamos que teníamos que hacer un chiste para decirlo mejor, nunca se sabe cómo las cosas pueden caer sobre una familia que es como una catapulta de pequeños inframundos. 
 La cuestión de cómo será fundamental entonces para no balancear la tarde con una partida más que desagradable. Y ahí está Ale parado cerca de la puerta de la terraza como si se preguntara si es conveniente un saludo o un gesto de distracción y entretanto esperar a que hagamos lo nuestro y nos vayamos o nos olvidemos de que él está por ahí. Y entonces lo decimos: "Vecino para cuándo la separación". Crang! El tiempo parece congelarse, para nosotros como vidrios rotos hacia adentro pero para Ale como si la imagen hubiese enmudecido paralizado el cuadro y no dice nada, no se mueve, no pestanea, nisiquiera nos mira. Nos acercamos un poco un gesto con la mano que no dice nada, "let it go Ale let it go, y ya que mencionábamos al viejo freud", ay! es como si muchos sigmung viajaran con aletas por nuestro torrente sanguineo. En fin Ale por hoy ya está por qué mejor no nos hablás del asado vimos que el otro día tiraste unos lomos de salmón que no cualquiera. Tiene voz Ale? Si toma la voz cierra diciendo lo siguiente: "El asado es un arte que se aprende quemando etapas necesarias, nunca es espontánea su preparación es algo madurativo y que se asimila de a poco como todo conocimiento transmitido por tradición". Un aplauso para el asador!

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