20 noviembre, 2011

Inclinaciones

 En el cielo y sobre la tierra; miramos hacia abajo miramos hacia arriba. Subimos las escaleras y en ese momento por primera vez se anudan todas las cosas que llevamos dentro, las tripas y los cartílagos acuosos y las pequeñas sustancias gelatinosas que se estiran elásticas sin ceder a las dentelladas. La carne de pollo, la carne de cerdo y de cordero; nos sentimos asados. La distancia del quinto piso a la planta baja se deja ver cuando por el hueco frondoso nos gustaría volar como por un tubo. Todo anudado de vuelta no podemos soltar esa palabra. Pero de verdad, si algo de verdad nos gustaría es que como en el capítulo 7 de Rayuela brotaran de nuestra boca las palabras como peces. 

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