25 marzo, 2018

Las piernas

 Me paro allí desde lo mental te digo. Y no sé como explicarme que todo esto es una venganza que me hago a mí mismo. Qué terribles son ahora que lo pienso las venganzas contra uno mismo. Estamos hablando por teléfono pero por teléfono de línea esa cosa que funciona con cables y postes y extensiones... Es una especie de suicidio pienso y vos me das la razón. No sé como que últimamente hablamos tanto de enfermedades, como hace tiempo no te veo debo contarte cosas de la muerte que por ejemplo el tío José o Pedro se murió engarzado de una extraña manera. Te sorprendería, y vos me hablas también de leucemia, cáncer de piel, tumores, linfomas, crisis , radios y tratamientos, glóbulos blancos y sistemas inmunológicos devastados. Quiero decirte que me conmueve que me hayas contado todo esto. Que ella preguntara por mí. Tantos años pasaron y me recuerda... cómo me recuerda, ¿desde lo mental? Reímos. Pero me conmueve saberlo.  
 Me resulta evidente, solo ahora, que aprender a pararme al menos es algo. Me molesta que mis padres no me hayan alguna vez permitido al menos eso y sí. 
 Vos decías, qué boludo, siempre la misma cantinela culpar a los padres. Andá y hacete ver. Castigo a los padres es el castigo más inconcebible y más a la mano. Difícil porque es pegarle al que nos trajo pero está ahí. Esto es como Kenzaburo Oé y el cuento Dinos cómo, dinos cómo. Qué misterio, quién debe responder, quién. Hay allí algo de omnipotencia, omnipresencia y omnisciencia, y sin embargo está tan alejado de una apelación a lo religioso. Dinos cómo sobrevivir a nosostros mismos, a nuestra historia, a nuestro reflejo, a la memoria y al encadenamiento de tropiezos. Algo gigante como una sábana inmensa irreal que nos cubre todo muy cinemátográfico; nos seguimos explicando la sobrevivencia a nuestra locura.    
 Vuelvo a lo mismo que es pararme ahí pero desde lo mental. Me acerco a los chicos y les digo muchachos qué calor y ellos asienten. Nos pasamos el bidón de cinco litros de agua natural y Philip me dice que me acerque al tacho para que me tire agua cerca de la nuca. No puedo parar de jadear. Un montón de transpiración me baja por el rostro como una cascada o como una gotera, porque después de todo el agua salada viene desde dentro de mí. Es que todos somos distintos me dice Lucho algunos transpiran mucho y otros nada, de todas maneras si usas gorra lo vas a notar menos. Philip tienen un gesto grandioso que es decirnos que cortemos antes con la clase y nos vayamos abajo al salón a tomar una cerveza, y agrega que él invita. Desde lo mental, me doy cuenta, que ahí, está, mi punto, más... endeble. Rubén que siempre se está riendo me dice que transpiro por eso porque estoy nervioso creo que él no se anima a decirme, que soy débil... desde lo mental. Extraño muchísimo el natatorio. Esos procesos. Desde lo mental estaba todo ahí también sin embargo no había un otro acechando amenazando; era sabido desde siempre que no va a pasar nada. Desde lo mental era la oscuridad, la muerte, la fatiga, la asfixia, el deseo de terminar o la indignación por esos aplazamientos, esas distancias. Las pesadillas de agua. Las muertes súbitas. Claro que extraño esos procesos.  
 Cuando ya estamos abajo en el salón donde se respira un aire un poco rancio pero fresco, Philip me dice que ese es como yo es zurdo. Dudo. Philip me mira desconcertado, ah claro me doy cuenta, y él me dice solo mirale las piernas de la cintura para abajo. Un argentino pegándole a un francés. Round 4. 

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