17 mayo, 2015

El amor para mañana

 Si en una misma noche te despertás tres veces al otro día podés decirle a tus compañeros de trabajo que dormiste mal. 
 En posición horizontal abrí los ojos con dificultad, tuve esa imperceptible sensación de eternidad que se borra apenas la quiere uno pensar, eternidad en cuanto al tiempo de haber estado durmiendo. Persistencia y vacilación. Entonces deseo seguir durmiendo pero me carcome esa sobredimensión de tiempo. Solo tengo fuerzas para agarrar el teléfono mirar la hora; desconcierto y alegría. Solo he dormido dos horas aproximadamente. La segunda vez que me despierto me siento algo sudado, me fastidia, primero volver a despertarme y en segundo lugar saber que ya no es temprano; el sudor agrava todo. Vuelvo a mirar el teléfono, en efecto, no es temprano. La tercera vez que me despierto, no sudado porque ya me he quedado bien liviano de ropas sin nada. En diez minutos sonará... Es terrible, el cuerpo solo devuelve un quejido de insatisfacción.
 Estaba hablando un montón estaba diciendo que no podía ser de este modo la vida. Había sucedido algo terrible algo que le sucede a muchos algo que me sucederá, que me preparo para que no me suceda que en el sueño sucedió. Me di cuenta de que se había pasado la vida. Los que amaba se habían muerto. Ya no podía producir nada más, no podía rememorar haber producido algo. Era una devastación. Pero podría haber sido de otro modo, si a tiempo te hubiese dicho que no podíamos seguir así. Debíamos despertar de esa espera y ponernos a trabajar en la felicidad o sea en la nada misma. 
 Yo estaba sentado en el asiento del psicólogo, yo decía cómo las cosas debían hacerse, encaminarse. Eso me animó me dio fuerzas en medio de una gran noche sin titilar de estrellas. Parado sobre el lecho seco de un río que se inundaba rápido de una ola que bajaba de las altas cumbres, helada, la fuerza de la orina arrastraba troncos, piedras y cuerpos si los encontraba -y por supuesto que tales cosas había allí acampando- en su camino.Trataba de convencerte de que no envejeciéramos en vano porque lo peor de todo es que no íbamos a tener una segunda oportunidad de encontrarnos alguna vez, uf...! Eso es la eternidad, nos guste no nos guste, lo ignoremos, lo olvidemos, sobre todo lo aplacemos.No habrá. Sí habrá, el cine y las religiones pintan de esperanza esa falsedad. Entonces habrá un segundo encuentro. Entonces me quedaré dormido. 

No hay comentarios: