05 febrero, 2014

Encuentros

 Chava es boliviana y Chavita es peruana. Son dos amigas que conocí una tarde de otoño. Tal vez esa misma tarde ya Chava que aún no era Chava sino solo Chambi, me aviso que el siete cumplía años, para que me preparase. Después hasta que llegó el siete me lo recordó sin descanso unas ciento veinte veces. Cuando me encontraba con la Chava y la Chavita algo en el aire cambiaba. Pasiones alegres, para decirlo a lo Spinoza. Los dientes atolondrados y muy blancos de la Chavita y ese cuerpo estilizado de una altura llamativa y hasta ciertamente solemne de la Chava, hacían que el aire se pusiese a vibrar como si miles de libélulas invisibles aletearan sin cansarse.
 El comedor es magnífico. Me senté y miré el plato rebosante de ravioles con mucho tuco y por encima del tuco abundante queso en hebras de tono blancuzco. Agradecí a la mano dadivosa del cocinero que había echado el queso con su diestra de manera indiferente y me lancé sobre los ravioles que sonaban apetitosos en mi boca. Mientras, me distraía mirando por los ventanales que daban a la calle. Es formidable la dimensión del comedor, la luz natural, como si el mentor hubiese dicho; esto es el comedor! acá han de comer! quiénes? los otros!, sí. Un raviol y una echada al costado inevitable, ver desfilar las cosas que pasan por ese afuera. Paqueros que sobrevuelan como chimangos fantasmales un pequeño territorio. La carne fibrosa de unos adolescentes con los cueros a la intemperie. Una pelea, un palo, una botella que despegará o se quedará en solo amenazas. Un niño semidesnudo que juega con una manguera abierta en la puerta de su casa. Una máquina retroexcavadora. La máquina puede estarse un buen rato tomando con sus manazas mecánicas la basura acumulada sobre la vereda y la calle, los límites se confunden. Carga panzadas de basura, cada vez que carga una tanda y la alza por el aire pueden verse algunos retazos de mierdas que se desprenden y caen antes de ser echadas en el camión volcador que está junto a la máquina. El operario allí bajo el sol maneja las palancas, como quince palanquines que en el extremo superior tienen forma de esferita, parecen suaves al contacto de la mano. El tipo casi las acaricia, las comisuras de su rostro ajado no manifiestan esfuerzo, pero el brazo electromecánico con sus mangueras es como si transpirara líquidos espesos, refrigerantes que se escurren por todos lados. Una y otra vez la boca mecánica se abre a más de 90º para retener un cúmulo de detalles irreconstruíbles. Un raviol en boca. De fondo el ruido de la calle y de la máquina es como cuando un helicóptero pasa lejos, ese zumbido ese batir peculiar. Por qué el sonido monótono de esa máquina me fascina, teje algo en derredor mío; será que todavía dura en mí la impresión aquella de ver las máquinas urbanizando cierto trozo de mi infancia; mi abuelo me llevaba sentado sobre sus hombros a ver esos trabajos. En medio de tales cavilaciones que son como un rodillo que cubre con cada pasada más y más mi cosa interior de un blanco pertinaz...Qué tal Chavito cómo anda! Bien y ustedes? Acá, yo bien, la Chavita no tanto... La Chavita mira para abajo como si escondiese su rostro, me parece que me están haciendo una broma, pero no, parece que la Chavita no está bien. Qué hacemos acá Chavo por qué no estamos en la esquina, en el bar? Lo siento Chava hoy estoy muy ocupado... Sí nosotras estamos más que nada de pasada.Con más razón Chavita compartí eso que te pone mal. La Chavita niega con la cabeza y permanece observando por las ventanas como lo hacía yo instantes antes de que ellas llegaran. Chava no querés contar vos? La Chava sin mirarme hace un gesto evasivo y se queda jugueteando con la pantalla de su teléfono, me lo pasa para que vea unas fotos dice que son de su sobrina. Ay, qué linda Chava no sabía que tenías más hermanos... Sí una hermana mayor que yo, y como trabaja yo muchas veces la cuido, es hermosa no? Asiento con la cabeza y frunciendo un tanto las cejas y la frente le señalo a la Chavita que permanece callada. Que le cuente Chavo que le cuente! Que le cuente la Chava no tengo ganas de hablar. Uf Chavo... Daale! Es que debería contarlo ella... Bueno pero si Mayra te lo pide... La Chavita sale de su ensimismamiento, de su enojo volátil y también de una especie de letargo, gira la cabeza hacia la Chava y dice, dale Mayra contale. La Chava no me mira ni a mí ni a la Chavita sus dedos largos y sus uñas del mismo color que el nombre de su amiga continúan en un paseo que ordena infatigablemente álbunes de fotos y carpetas y más fotos. Pasa... pasa que la Chavita está preocupada por su mamá, su mamá tiene problemas, la Chavita viajó para verla y ahora la extraña. No sabía Chavita que ya no vivían juntas qué pasó; por qué tuvo que viajar tan de repente hasta cuándo vas a estar sola? Es que la Chavita no sabe cuándo va a volver y por eso tiene que estar viajando seguido para poder visitarla. Ah pero entonces ya la fuiste a ver varias veces, y es muy lejos? Un poco, es en Santa Fe donde está su mámá. Es por trabajo Chavita que tuvo que viajar? Ahora la mámá de la Chavita no va a volver por un tiempo y se va a quedar allá. Allá, dónde es allá? La cárcel Chavito su mamá está presa. Sí pero mi mamá es una buena persona mi mámá no hizo nada... hizo algo pero no sabía, no es responsable! Está bien Chavita no te pongas mal. La abogada dijo que va a salir pero que por ahora no. Y cómo sigue esto entonces sale o no sale? Va a salir pero que por ahora no. La encontraron con sustancias o cosas de ese estilo? Noo Chavito qué te piensas tú mi mamá no es delincuente, nada que ver, es por unas tarjetas por eso la agarraron porque hizo compras, de teléfonos, muchos, con unas tarjetas pero no sabía que las tarjetas no se podían usar... Claro Chavito que le quede claro que las tarjetas no sabía su mamá que no las podía usar. Y quién te acompaña entonces, quién te ayuda quién te pasa plata para lo que necesitan vos y tu hermana chiquita? Ellos. Ellos? Sí los amigos de mi mamá, vaa... no son amigos amigos y además son responsables por culpa de ellos mi mamá terminó presa así que tienen que hacer algo. Se tienen que hacer cargo Chavito eso es lo que le quiere decir. Chavita de dónde salió esa gente... qué bueno sería que tu papá venga para quedarse un tiempo con ustedes hasta que todo se resuelva. Bueno pero está mi tía y ella nos sabe cuidar. Eso es tranquilizador aunque me sorprende que de repente aparezca una tía de la que antes jamás hablaste, de todas formas más me preocupan esos tipos que saben que estás sola, no sé, sos joven viste las cosas que pasan con las chicas... No pasa nada. Sí Chavito para qué la asusta a la pobrecita así son las cosas por más sorpresivas que usted las encuentre. Un silencio. Los tres nos miramos y explotamos de risa, hasta la Chava deja el teléfono para reír y vernos reír. Uh Violeta nos tenemos que ir, la Chava se pone de pie como si algo interno le mandara alistarse. La Chavita también reacciona un poco más relajada. Bueno Chavito la seguimos otro día. Seguro, ah todavía no averiguaste cómo voy a conseguir esos ajíes. Aeah? que qué... La receta. Aha el atún frito sí. No te hagas problema si te acordás cuando la veas.        

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