06 julio, 2013

Luces titilan

 No sé si me enamoré de tus luces o de vos.(...)como un paranoico regresa a sus obsesiones, dice Henry Miller en su Black Spring, con los ojos fijos en el asfalto irremediable que refleja la negrura y la humedad fría. Recuerdo haber pasado hace un tiempo por esta esquina pero era verano, una tarde a la hora agobiante, poca gente en la calle, antes de pasar por la esquina ya sabía cómo se me iba a presentar, veía desde lejos esa depresión del cemento, su capa de polvo su tensión solar. Los lomos de burro de plástico negro atornillados al cemento con gruesos bulones brillantes que cuando las gomas se deslizan por encima hacen un sonido como un plaff paff, y se repite. Luego de años la ciudad es ya un organismo al que se le conocen los más mínimos detalles pero sobre todo los del pavimento. Cada grieta, cada cuneta, las sanjas secas y vacías y las llenas y rebosantes, sin vida. Los hierros incrustados, las sobras, los metales desgastados que la luna hace resplandecer; todo lo que se puede y lo que no se puede pisar, lo que se debe esquivar y admirar.
 Más adelante titila algo rojo vivo  y algo blanco incandescente es un titilar lento pero de una intensidad que parece que midiera el avance de las cosas que van hacia allí. Ahí es cuando pienso que voy a acercarme a ese titilar, parece una coordenada que debería seguir... antes de llegar. Qué haré... Diré... No sé si me enamoré de tus luces o de vos. Y Miller dirá (...)que sólo permanecerá en el recuerdo; y entonces el recuerdo se mete más adentro con una extraña y absorta brillantez(...) La pausada luz roja y la aún más pausada luz blanca se van turnando cuando titila una la otra calla. Se turnan como dos mesurados bichitos de luz en la oscuridad profusa de las calles donde el imperativo es siempre avanzar. Tal vez al doblar en una esquina cualquiera tan erráticamente, sea lo mejor, perder de vista ese titilar entre la niebla que de a poco asciende y desciende gélida. Sin dar tiempo a que todas las intenciones y deseos que se deslizan se sumerjan en vacilaciones convulsas. Y, que sea ese el motivo -pero que no lo sea!- de no poder aproximarse y prorrumpir en esas tesis del sueño: No sé si me enamoré de tus luces o de vos.  

1 comentario:

tantunich dijo...

Me recuerda a una canción que dice
"Me enamoré de tu hojas secas,
me enamoré del futuro incierto,
me enamoré de todas las veces
en que nos vimos por vez primera,otra vez"
Es una canción que siempre que escucho pienso en ustedes.
Después en otra parte dice:
"Te enamoraste de los silencios,
te enamoraste de las canciones,
te enamoraste la vez que el perro
corrió detrás de mi bicicleta, sin sentido".